lunes, 12 de noviembre de 2012

LA COSTURERA

 

La aguja se clavó en su pulgar y tres gotas de sangre brotaron de la yema y cayeron a su labor cual tres pequeñas niñas saltando a la piscina en verano.
Dejó caer la aguja y se llevó el dedo a la boca soltando una maldición. <<Llevaba semanas cosiendo esto para la señora Mariana, y ahora tendré que volver a empezar, seguro que me pagará mucho menos de lo acordado. ¡Qué pena! Necesitaba el dinero para arreglar el tejado>> Se levantó lentamente de la silla medio rota haciendo crujir su espalda, y fue al baño a lavarse la herida. Giró la manivela del grifo. Este cayó al suelo y un chorro de agua le mojó toda la cara. << Si Jaime estuviera aquí- pensó con nostalgia - podría arreglar esto. Y pensar que, desde que se fue de casa solo me ha llamado una vez>> Se dirigió lentamente a los alrededores de su casa, cogió una piedra, fue al baño y la puso encima del grifo. Estuvo limpiando todo horas y horas. Miró su reloj de pulsera de la correa desgastada y dio un grito. <<¡Me he perdido la boda de José Antonio Miguel y Luisa María!>> Con la máxima velocidad que le permitieron sus arrugadas piernas encendió la televisión, colocó la antena de papel albal y se sentó en el sillón desconchado. Ni las interferencias del aparato ni la mala calidad del sonido le impidieron derramar  una lágrima cuando se besaron los enamorados en la pequeña pantalla.

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